¿Quién soy?
Querido programador, mi nombre es Isaac, desarrollador de aplicaciones móviles, aunque abierto a to' lo que me echen.
Pondría mi edad, pero eso me obligaría a cada año tener que cambiar el número... así que, o me cotilleas las redes, o lo dejo a tu imaginación 😁
Vamos a lo que interesa, ¿cómo he llegado hasta aquí? 🤔

¿De dónde vengo?
Nacido en mi Sevilla de mi arma y con gusto por la tecnología desde que era un moco, te quiero contar como a veces no es necesario seguir el camino marcado que te dice todo el mundo.
Mi pasión por la tecnología viene desde pequeño, con unos 10 años, viendo como mi cuñado se ponía a arreglar el ordenador y podía pasarme las horas mirando qué y cómo lo hacía. Pero vamos a avanzar en el tiempo, que tampoco quiero que esto se convierta en una autobiografía ✏️
Mis comienzos en el sector
En 2010, y después de algún que otro intento fallido, comencé mis primeros estudios relacionados con la informática, pero aún lejos del mundo del software. Me matriculé en una formación profesional de grado medio llamada Sistemas Microinformáticos y Redes. Sin saberlo, este sería mi primer contacto con lo que, 10 años después, se convertiría en mi profesión 📱
Uno de mis profesores puso en mis manos un ya arcaico, aunque en esos momentos muy novedoso, HTC Wildfire S con Android 2.0 y me dijo:
“Aprende a programar para Android, que esto tiene futuro, y si lo haces, te mandamos a una empresa relacionada con ello…”
Pero claro, era una primavera sevillana de 2012, yo tenía 18 años, y a esa edad la cabeza suele estar a otras cosas, por lo que finalmente lo dejé de lado 🤯
El futuro inmediato
Terminé haciendo las prácticas en una empresa que finalmente no me llenaba. Busqué ofertas, pero nadie quería a un chaval de 18 años sin experiencia profesional y con un único título. Después de medio año intentando encontrar algo, me presenté a las pruebas de acceso a grado superior, con intención de realizar los estudios superiores a los que ya tenía, pero suspendí. Me presenté un poco por probar y obviamente no salió bien.
Al año siguiente, y con algo más de preparación, volví a presentarme y aprobé. Entonces empecé a hacerme preguntas: ¿era esto realmente lo que quería hacer o estaba simplemente perdiendo el tiempo y engañándome a mí mismo? Y así fue como mi profesión soñada comenzó a tambalearse 😨
El diseño gráfico

Era un verano de 2014 sin mucho que hacer y empecé a interesarme por Photoshop. Empecé a hacer fotomontajes, me
gustaba integrar elementos imposibles en paisajes reales, y también ponerme a mí en diversas situaciones.
Me empapaba de tutoriales y me ayudaba a
aprender mientras me mantenía con la cabeza ocupada
Como vi que aquello del diseño me gustaba, me estuve informando acerca de qué opciones había y vi que mi nota de la prueba de acceso me daba para una formación profesional de grado superior relacionada (Diseño y Edición de Publicaciones Impresas y Multimedia).
El resumen de los siguientes años es: entrevistas surrealistas, sueldos irrisorios que no daban ni para el transporte al sitio. Literalmente en una empresa me querían ofrecer 200 euros al mes y me lo vendían como si me estuvieran haciendo un favor.
Cre un porfolio, me anunciaba en redes, y conseguí algunos trabajos por mi cuenta, pero visto que no encontraba nada, tuve que aceptar otros trabajos: pizzero, reponedor, mozo de almacén… ya os imagináis la situación en cada uno 🍕
Luz al final de tunel
Realmente me sentía entre la espada y la pared, no sabía qué hacer con mi vida. Los trabajos que hacía no me llenaban y me sentía en un limbo en el que se me iban los años. Y así me llevé tres años, hasta que a principios de 2019 mi pareja me pasó un anuncio de Facebook, un curso de programación móvil.
Era incompatible en horarios por mi trabajo, pero estaba tan quemado de aquello que simplemente tomé la decisión y me fui. Gracias al finiquito pude comprarme un ordenador portátil, el cual sería mi compañero de aventuras los meses siguientes 💻
Desarrollo de aplicaciones móviles
Era un curso intensivo que te enseñaban nociones básicas de programación y después te adentraban en iOS y Android.
La primera vez que ejecuté una aplicación móvil en mi dispositivo físico, sentí algo por dentro que me hizo pensar: esto es a lo que me quiero dedicar.
Me decidí por Android porque en ese momento era un simple estudiante con lo justo para pasar el día y no tenía dinero para permitirme un MacBook, además que una cuenta de desarrollador de Android es mucho más barata que una de iOS.
También nos enseñaron a llevar una cuenta de LinkedIn de manera que puediera resultar atractiva a las empresas. Aquí nació mi primera aplicación móvil: Appet. Se trataba de una aplicación donde podías llevar un registro veterinario sobre tu mascota y consultar los veterinarios cercanos a tu zona 🐹
Nueva oportunidad
Con el curso ya terminado y la motivación por las nubes, me pasé todo ese verano estudiando por mi cuenta sobre desarrollo Android, o al menos como buenamente podía, ya que ser autodidacta no es tarea fácil. Cree otra aplicación para formarme y al mismo tiempo trabajaba en mi perfil de LinkedIn para postular a las ofertas que veía.
Hice un total de tres entrevistas, en dos de ellas me dijeron que no y al fin la suerte se puso de mi lado. Hice una entrevista en SDOS, con prueba técnica incluida, pero no a modo eliminatoria sino para ver en que nivel estaba, ya que ellos se encargaban de formarte acorde a tu nivel 🔝
Cruzaba los dedos por recibir una llamada de ellos, hasta que sucedió: les interesaba mi perfil. Así que en septiembre de 2019 empezó mi aventura como programador móvil, y el resto es historia ⌛
Semanas después recibí llamada de las dos empresas que me habían rechazado para ofrecerme entrar, pero no mi ciela, este desarrollador ya había encontrado su sitio.
La actualidad
En el presente cuento con varios años de experiencia, he pasado por diferentes proyectos y he crecido como persona. Nunca he dejado de ser autodidacta, por lo que cuando termina la jornada sigo formandome y creando, con más de siete aplicaciones a mis espaldas 📱
De ahí nace este blog. La verdad que no ha sido un camino fácil (y lo que aún me queda). Todos hemos sido juniors y hay veces que me habría gustado recibir una palmadita en la espalda que me dijera “todo va a ir bien”. Por eso, querido programador, esta historia y toda mi experiencia va por ti, bienvenido y gracias por leerme 🙏
Dicen que cada vez que me sigues en mis redes eres salvado de un nuevo bug